El permafrost y las consecuencias de su derretimiento.
El permafrost es una capa de suelo permanentemente congelado que puede llegar a tener hasta 1.5 Km de profundidad y que lleva congelada miles de años. Se encuentra en las regiones muy frías del planeta o en las regiones periglaciares. Principalmente en las regiones mas cercanas al Polo Norte, como lo son Siberia, Noruega, Canada, Alaska y Groenlandia.
Se utiliza la palabra “permanentemente” debido a que durante miles de años esta capa de suelo se mantuvo constantemente congelada, sin importar la época del año y sus respectivas estaciones. Pero hoy ya no es más así. Hoy el permafrost se está descongelando y esta es una más de las tantas consecuencias a las que el planeta se debe enfrentar debido al calentamiento global causado por la actividad humana.
Esta capa de suelo congelado actúa como una enorme jaula de residuos de carbono compuesta por material orgánico que ha quedado atrapado durante miles de años.
A medida que este suelo se va descongelando, la materia orgánica se descompone y se libera a la atmósfera en forma de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), los dos principales gases de efecto invernadero. Se calcula que la cantidad de carbono retenido en el permafrost es más o menos el doble que el existente en la atmósfera actualmente. Las consecuencias que generaría la liberación de todos estos gases son básicamente impensables. Duplicar los niveles de estos gases en la atmósfera sería realmente destructivo.
Ese no es el único problema de su derretimiento, ya que por ejemplo en Rusia más del 63% del territorio se asienta sobre zonas de permafrost. El derretimiento de este suelo destruiría todas las áreas pobladas que se encuentran construidas sobre él, generando colapsos en la infraestructura y provocando que masas multitudinarias de refugiados climáticos deban trasladarse.
A medida el permafrost se derrite, parte de la tierra se hunde y transforma el terreno en un campo de pequeñas colinas y cráteres llamado termokarst. Incluso puede hundirse más y formar pantanos y, posteriormente, lagos.
Su derretimiento genera que puedan liberarse agentes infecciosos que permanecieron congelados durante miles de años. Como explicó el biólogo evolutivo Jean-Michel Claverie de la Universidad de Aix-Marseille en Francia: “El permafrost es un muy buen conservante de microbios y virus, por que es frío, no contiene oxígeno y es oscuro”.
Se han descubierto, en cadáveres enterrados en fosas comunes de Alaska, fragmentos de RNA del virus de la gripe española de 1918. También se cree que probablemente la viruela y la peste bubónica se encuentran atrapados en el permafrost en Siberia.
El derretimiento del permafrost está despertando una bomba que llevaba miles de años en silencio y que sus consecuencias pueden llegar a ser catastróficas.
La tierra es absolutamente única y sabemos que esta singularidad es lo que hace posible nuestra vida. Si las condiciones en este planeta siguen cambiando se pondrá en peligro nuestra supervivencia.
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